SONRÍE PARA CAMBIAR TUS REGLAS



   Cuando sonreímos de corazón estamos en la sabiduría de la niñez, pues nos situamos más allá de las cadenas del recuerdo doloroso … respirando el aire fresco de la inocencia. El niño interior reconoce la vida como un juego y sabe que puede cambiar sus reglas, diga lo que diga el adulto. Por eso, cuando la experiencia nos deja sin salida podemos escapar del laberinto simplemente iluminando nuestra mente con la luz de una sonrisa, eso sí, que provenga de nuestro corazón donde juega sin cesar nuestro niño.


   Una mente sumergida en la alegría cuenta con el potencial creador del juego, se vuelve liviana y puede escapar de la gravedad del adulto, esa que nos arroja la lapidaria frase de “esto es lo que hay”.
   Puede que todo esto, querido lector, te parezca mera poesía, pero no es así. Encarnar, desde el sentir, al niño interior nos conduce a su sabiduría, desde ella podemos superar la rigidez de nuestros hábitos mentales y sorprendernos a nosotros mismos con otras “reglas del juego”. ¿No te encuentras cansado de jugar a lo mismo …? Pues … ¡no lo hagas! Ve a tu corazón, ábrelo y libera en tu vida a ese niño que nunca murió, porque para él eso de los años también es un juego. Deja que tu cuerpo se impregne de su sabiduría, que tu mente recupere su elasticidad y sobre todo deja que tu vida cese de ser un juego donde tú no pones las reglas. Para comenzar basta que recuperes tu sonrisa de niño, ensáyala en el espejo hasta que sientas esa luz inconfundible de la inocencia… y entonces … ¡cambia tus reglas! 

  
  
  

NUESTRA ESENCIA, LA COMPAÑERA INVISIBLE


     Siempre hay una parte en nosotros a salvo de cualquier sufrimiento, sin ella no podríamos experimentar el sufrir, de la misma manera que el pez no puede verdaderamente saber lo que es el agua sin salir de ella y poder así contrastarla.
     Esa parte a salvo de nuestro ego sufriente guarda nuestra esencia, por eso conectar con lo esencial es la mejor manera de no quedar atrapado en el sufrimiento. 



      El camino hacia nuestra esencia puede ser desde el principio alentado por su aroma, si elegimos dar los pasos guiados por él nuestro andar será de alegría, sin pruebas iniciáticas, sin necesidad de maestros-gurús, sin escaladas peligrosas, sin juicios de valor ... siendo cada paso la prueba de que en realidad nuestra esencia siempre nos ha acompañado.