MÁS ALLÁ DE LA LÁMPARA DE ALADINO ...



     La auténtica libertad no consiste en hacer lo que nos dé la gana, sino en ser auténtico. Cumplir deseos que provengan de los estados de necesidad de nuestro ego nos puede llevar al efecto Lámpara de Aladino: el último deseo es deshacer los anteriores. 


      
Mientras no nos sintamos los creadores de nuestra vida y hagamos de nuestra creatividad el sello de nuestra libertad, buscaremos siempre una lámpara mágica que mitigue nuestra sensación de desamparo frente a la existencia, una lámpara que, al concedernos deseos, nos proporcione una anestesia que duerma nuestra insatisfacción de no saber conectar con nuestro propio poder.

    
  Para ser verdaderamente libre es necesario antes liberar a nuestros deseos de nuestras creencias limitantes y de los estados de necesidad que éstas provocan en nosotros. El camino para conseguirlo pasa por enfrentarnos a la educación que introdujo en nosotros estas creencias y en reeducarnos en abrir el corazón a la vida. En este andar iremos poco a poco acercando la fuente de nuestros deseos a los anhelos de nuestro corazón, esto aclarará nuestro horizonte lo suficiente como para ver en él los sueños que llevan el perfume de nuestra esencia. A medida que caminemos hacia eses sueños iremos notando en nosotros la presencia de unas alas, son las alas de una nueva libertad, la libertad de despegar de aquellas cosas a las que les habíamos cedido nuestro poder y que lejos de hacernos felices negaban nuestro sentir más profundo. Ya no tendremos la necesidad de hacer lo que nos dé la gana, por la sencilla razón de que no necesitaremos ninguna lámpara mágica de los deseos, ¿quién la necesita cuando ya vuela libre ...?



LOS DOS CAMINOS DE LA IMAGINACIÓN


       El imaginar tiene dos caminos. El primero es marcado por los deseos de un ego sometido  a los estados de necesidad, que derivan de una educación que le convierte en súbdito de sus creencias y que le conduce a una vida de mera supervivencia.  El segundo es guiado por los anhelos y el sentir de nuestro corazón y libera al ego de una realidad impuesta por el árbol genealógico y la cultura: es el camino hacia el ego empoderado.

El imaginar que nos mantiene en los juegos de la dualidad y que nos convierte en súbditos de las creencias que gobiernan nuestra vida nos proporciona toda una gama de grises entre los que elegir: es la "libertad" del ego desempoderado. En cambio existe una imaginación que nos conecta con dimensiones de nuestro ser libres del árbol genealógico y de la cultura, una imaginación que nos da todo un arcoíris de colores entre los que elegir. 

      Para elevar nuestra imaginación al camino de la libertad hemos de reeducar al ego en un nuevo paradigma que logre conectarle con su esencia, que le haga sentir el centro vital de esa esencia: el corazón. Un paradigma cuyas creencias no encierren al ego sino que le empoderen sacándole del victimismo y de los juicios.
    Querido lector, ¿no estás cansado de un imaginar que ata tus alas y te obliga a caminar por el terreno de lo que se espera de ti ...? ¿Qué te parece subir las octavas de tu imaginar hasta conseguir liberar tus alas ...? Y luego volar hacia el horizonte de tus sueños, sin dar ninguna explicación a nadie, ni siquiera a ti mismo ... ¿Te parece difícil ...? No te desanimes, haz "músculos" con tu imaginación todos los días, fortalécela con el sentir de tu corazón hasta que sea más poderosa que las creencias que niegan tu capacidad de ser libre.

   

  

LA POCIÓN MÁGICA PARA CAMBIAR TU VIDA



    ¿Te gustaría cambiar tu vida pero no encuentras tiempo para hacerlo ...? ¿Dejar cosas te hace sentir culpable, incluso irresponsable ...? Si esto te resuena pregúntate el porqué, ¿cómo es posible que tantas personas diferentes vivan lo mismo? En el fondo conoces bien la respuesta a todas estas preguntas, sabes que tan solo es cuestión de tomar una decisión contra viento y marea, eso sí, necesitas encender el motor interior, el que te ha de propulsar incluso en contra de un fuerte vendaval. La potencia de ese motor es superior a cualquier fuerza exterior, siéntelo, deja de escuchar a las creencias, las voces de sirena, que te dicen lo contrario.

Juan Salvador Gaviota encendió su "motor" y puso rumbo a vivir según lo que sentía, la bandada no pudo con sus creencias limitantes alcanzar la potencia necesaria para poner el marcha el "motor"; sus antiguos compañeros no sabían que ese "motor" es invencible, no conocían el poder de un corazón en marcha, la fuerza imparable de un ser libre ...

       ¿Cómo encender tan maravilloso motor ...? Toda gran caminata comienza con un paso, conquista un tiempo diario para ti, un territorio en el espacio-tiempo en el que no pueda entrar lo que los demás esperan de ti, ni tampoco el sentido del deber, libérate de tus ataduras durante unos instantes, siéntete tú mismo, que tu cuerpo y tu mente puedan vivirse libres. Luego, a lo largo de los tiempos "normales", cuando te sientas desfallecer, busca un rincón íntimo, un lavabo bastará, y recuerda la sensación que viviste en tus momentos diarios en los que te sentiste libre, impregna tu cuerpo, tus pensamientos, tus silencios, de esta sensación. Una vez recargado de ti mismo, sal a lo cotidiano y hazlo extraordinario con tu presencia, permítete brillar como lo que eres: un  astro con luz propia. A partir de aquí estás preparado para cambiar tu vida, ya no habrá más autochantajes y excusas victimistas. Ya sabes: empieza por unos pocos minutos diarios de tu propia exclusividad, no para rumiar tus problemas, sino para hacerte más grande que ellos, ¿cómo ...?:  tomando la poción mágica de tu propia esencia ¡Ahh ... y no te olvides de tomarla todos los días, su efecto es acumulativo! 

Tal vez la poción mágica de nuestros entrañables héroes fuese algo que les ponía en contacto con su propia esencia, de ahí el  convertirse en invencibles.

 



ROMPER EL CORDÓN UMBILICAL QUE NOS ATA AL SENTIDO DEL DEBER


    El sentido del deber es función de la familia y la cultura en la que hayamos nacido, algo pues relativo que nos ata a aquello de lo que nos hemos alimentado, es como un cordón umbilical que tiene lógica siempre y cuando permanezcamos en el claustro "materno".


     Si queremos salir de ese claustro y vivir como seres libres, como creadores de nuestra propia existencia, hemos de romper este cordón umbilical y dejar atrás el sentido del deber para desplegar el sentido de nuestro propio corazón, éste ha de ser nuestra auténtica guía, una guía no manipulada ni por la culpa ni por los estados de necesidad. El sentido del corazón trasciende cualquier valor cultural y familiar, permitiendo al ser humano la metamorfosis que le lleva de la dependencia de delegar su identidad en creencias a la libertad de vivir según su propia esencia.